DEFENDIENDO NUESTRA MONEDA

09.10.2023

Situación Actual

Hoy desde las filas del peronismo no se discute la existencia del capitalismo. Nos guste o no, es así, y es hora de una vez por todas, que nos planteemos que dentro de este esquema debemos ir a un modelo estable y previsible donde tanto las familias como las empresas puedan planificar y progresar en la medida de sus posibilidades y en un contexto económico favorable. Ningún modelo, sea de la tendencia que sea, puede llegar a buen puerto si sus variables macroeconómicas están desfasadas. No se puede "redistribuir" en medio del caos.

No hace falta ser un genio para afirmar que el problema importante que tiene nuestra economía es la inflación, la misma la podemos definir como la perdida de valor de nuestra moneda y tampoco hace falta ser un genio para darse cuenta que sin una moneda confiable se dificulta la planificación y por ende el crecimiento.

Si bien el proceso inflacionario tiene muchas aristas, dedicaremos este artículo exclusivamente a uno en particular, que es el ataque constante que nuestra moneda sufre a través de la especulación en el mercado de divisas. Este ataque constante no es de ahora y se viene dando desde hace varias décadas y crea expectativas devaluatorias que generan inflación.

La necesidad de una reserva de valor

Consumimos infinidad de insumos y productos importados que su reposición exige su pago en divisa extranjera que está en constante puja con nuestra moneda, trasladando por ende esta expectativa a los precios. Podemos definir por ende la presión en el mercado de cambios como uno de los motores inflacionarios que sufre nuestra economía.

La definición ortodoxa dice que la causa de esta presión es el exceso de pesos en el mercado lo que genera desconfianza y por ende genera la corrida buscando en el dólar una reserva de valor, sin embargo, probablemente esta no sea la verdadera o única causa.

Aclaremos que una reserva de valor es aquel activo que tiene un valor real estable en el mercado, evitando fuertes fluctuaciones a lo largo del tiempo, desde la perspectiva del mercado argentino el dólar cumple esta característica.

El dólar "blue" y las cuevas

La vorágine de nuestra economía hace que naturalicemos situaciones que en realidad no lo son.

Las compras que se realizan en el mercado negro (mal llamado blue) se realizan mayoritariamente por una necesidad de atesoramiento para reserva de valor y esto se debe a dos motivos, uno es la desconfianza en el sistema bancario por parte de nuestra clase media y empresas a pesar de las altas tasas de interés que otorga el sistema, y el otro es a la necesidad de mantener el valor del capital de trabajo o utilidades ganadas de particulares y empresas que se manejan con facturación no formal (comúnmente llamado "en negro"). Si tomamos en cuenta que, según algunas proyecciones, el cuarenta por ciento de nuestra economía es informal, esto explica porque tenemos "cuevas cambiarias" desde La Quiaca hasta Ushuaia. El mercado negro de divisas, no es un mercado pequeño como algunos sostienen y la constante presión que se ejerce contra nuestra divisa en este ámbito es una las causas que explican nuestra inflación.

Una prueba de lo expuesto es la importante cantidad de dólares billete en formato antiguo que circulan por las casas de cambio, esto demuestra que los dólares no salieron de argentina, sino que estaban en alguna caja de seguridad o simplemente debajo de algún colchón.

Es importante otra aclaración para que el lector comprenda luego posibles vías de solución, así como se compran dólares en las "casas de cambio o cuevas", también se venden, sino este negocio sería imposible. La diferencia entre el precio de venta y compra se llama "sprade" y es la ganancia de las casas de cambio.

Es curioso que el estado argentino acepte esta realidad permitiendo que una cantidad importante de su economía se dolarice de la peor manera, en negro y fuera del circuito bancario, y generando desfasajes que sufrimos todos en su conjunto.

El principal problema de permitir la operatoria en negro de divisas es que los dólares salen del circuito bancario, afectando por ende nuestras reservas. Esto hace, por ejemplo, que los dólares que ingresan por turismo siempre vayan a parar al mercado negro.

Defendamos nuestra moneda

Defender nuestra moneda es una forma de defender nuestra nación.

Lo primero que hay que hacer es terminar con las "casas de cambio" y que esta actividad sea asumida por los bancos, volviendo al circuito bancario los dólares que los argentinos y los turistas venden. Este mercado será libre con fijación de precio a través de oferta y demanda, no será nominal cuando la persona "venda", pero lo será cuando "compre", de esta forma se podrá analizar y cuantificar con exactitud las corridas y los actores que las producen.

Por otra parte, hasta que no se logre terminar con el mercado informal de nuestra economía, sería racional crear instrumentos financieros en pesos y al portador atados al valor del dólar oficial, este instrumento podría ser usado para pagar importaciones lo cual le generaría un efecto de "reserva de valor" creíble, tener en cuenta que, con las leyes actuales, el importador una vez aprobada la importación, el estado argentino le vende el dólar a precio oficial. 

Algunos podrán sostener que es descabellado un instrumento financiero en pesos atado al dólar oficial, es posible que lo sea, pero es mucho más descabellado un instrumento como las "Leliq" con un 120% de interés anual que nos aumenta la base monetaria por arriba de nuestras reservas en dólares.

Se podrían tomar también algunas medidas que ayuden a atenuar la pérdida de reservas en el mercado formal.

Hoy se permite a un sector de la población comprar dólares (u$s 200), a valor oficial con un adicional de retención de ganancias y otro de "impuesto país". Lo racional en estos casos, sería cobrar estos adicionales solo si retira la divisa del banco, de esta forma es muy probable que la gran mayoría deje estos dólares sigan en su cuenta bancaría volviendo a engrosar las reservas del Banco Central. Si el actor retira estos dólares el impuesto debería cobrarse en dólares no en pesos, volviendo luego parte de estas a las reservas al circuito bancario y por ende al Banco Central.

Hay un paradigma que debe cambiarse, por injusto e irracional. Hoy gravamos con retenciones las exportaciones (de todo tipo, no solamente las agropecuarias), sin embargo, permitimos el envío de remesas al exterior (de diversos tipos) y que constituyen la fuga mas importante de divisas. En algunos casos se tratan de giros por importaciones de insumos que son necesarios para el funcionamiento de nuestra industria y en otro de productos que no fabricamos o que no cubrimos demanda, pero en otro casos se trata de remesas por expatriación de ganancias o capital, es en estas últimas donde debemos operar, ya que deberíamos cobrar retenciones a la fuga de divisas y no al que las produce, para ello lo primero que hay que hacer es que el dinero que se remesa al exterior esté en consonancia con lo declarado como ganancia en el fisco y no sería descabellado cobrar retenciones en función de que porcentual de esa ganancia se va al exterior ya que es capital que no se reinvierte en el proceso productivo.

Las empresas que declaran préstamos en el exterior, deberán probar que dichos dólares o los bienes adquiridos (de capital o insumos) ingresaron al país, en caso de no existir transferencia alguna de divisas al país se deberá bloquear la compra de divisas a dichas empresas.

El artículo ya se hizo demasiado extenso, pero necesario para explicar mínimamente un tema tan complejo, pero que sirve para observar que hay formas de premiar al que se queda con los pesos y castigar al que se dolariza o fuga divisa, es solo cuestión de imaginación, coherencia y voluntad política.

Desde luego, además de prohibir y cerrar las cuevas cambiarias, se deberá clausurar las que queden funcionando en la clandestinidad confiscando las divisas que allí se encuentren y se debe prohibir toda difusión pública de las cotizaciones con que trabajan.

Hay que terminar con este mercado negro cambiario, que en definitiva es el modelo que propone Milei, con ausencia del estado, sin controles y sin carga impositiva alguna.

Hoy el estado no defiende la moneda nacional, es hora que lo comience a hacer.

Román Su

Nota: Dedicado a Walter Graziano, el verdadero padre de la convertibilidad, que desde hace décadas viene advirtiendo sobre la presión sobre nuestra moneda como una de las principales causas de inflación en nuestro país.

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