DEMOCRACIA

23.09.2021

"Así como la monarquía acabó con el feudalismo y la república terminó con la monarquía. La democracia popular terminará con la democracia liberal burguesa y sus distintas evoluciones democráticas de que hacen uso las plutocracias dominantes". Así de claro definía el Líder de los Trabajadores a ese sistema de gobierno utilizado por los capitalistas.

Porque la democracia aparte de ser un sistema de gobierno es una forma de organización del Estado. A pesar de que todas comparten las formas, o sea, tienen características comunes, no existe un único modelo de democracia. Todas comparten el sistema representativo y en todas, una persona es igual a un voto.

Pero la democracia es mucho más que elecciones periódicas. Si bien, actualmente se da por sentado que es el mejor sistema de gobierno, no se puede afirmar esto de manera dogmática al punto de tildar de antidemocrático a un Estado o a un gobierno que no se encuadre dentro de los cánones liberales-capitalistas.

La mayoría de los países de América Latina y el Caribe, tienen gobiernos democráticos, sin embargo hay en América más de 200 millones de pobres y es una de las regiones más desiguales del mundo. Esta situación de desigualdad crea un clima de tensión social y de violencia inusitada. La desigualdad en la distribución de la riqueza sigue siendo el causante de esta situación por más que las castas políticas se envanezcan y tengan orgasmos múltiples cuando hablan de democracia y lo democráticos y republicanos que son, mientras que como dice la canción: "...en un bendito apretado entre las totoras ahí abajo llora y llora el gurí del hachador...".

Decía Aristóteles que el mejor sistema de gobierno es aquel que el pueblo decide darse, pero, cuando el sistema se transforma en una mera máquina electoral y el pueblo es gobernado por las clases dominantes y los grupos de poder (léase multinacionales) y los políticos se han convertido en meros empleados de esos grupos de poder al solo efecto de defender los intereses de los mismos, llegamos a situaciones caóticas para la soberanía popular como la flexibilización laboral, la liquidación de los derechos laborales, las privatizaciones de las empresas del Estado (puertos, ferrocarriles, gas, energía eléctrica, agua, minería etc etc) con el desahucio de miles de trabajadores y juntamente con ello, como colofón, hipotecan el futuro de la Patria mediante una inaudita deuda externa, el sentido común de ciudadano común nos debe musitar al oído... que algo huele a podrido en Dinamarca.

Y si convenimos que esto no es lo que el Pueblo quiere, debemos tener en claro que la democracia liberal burguesa, que hace que una minoría privilegiada viva rodeada de masas hambrientas, sin educación, sin sistema sanitario, sin salarios dignos entre otras cosas elementales que hacen a los derechos que no le deben faltar a ningún ser humano, en este sistema hay algo que no funciona.

Ciento sesenta y dos años de vigencia de la sanción de la Constitución de 1853/60 y ratificada en la convención reformadora de 1994 nos habla a las claras que la solución no pasa por los marcos jurídicos en que se asienta esta republica liberal colonial.

El Estado prescindente y los derechos individuales y de propiedad inviolables son apotegmas de la Revolución Francesa y fundamento de la democracia liberal. Ese proyecto de país colonial fue el impuesto por una minoría ilustrada en 1853/60, y fue en ese marco jurídico que llegaron los capitales extranjeros para apoderarse de nuestras riquezas, de los ferrocarriles, del agua, de los puertos, de los bancos, del manejo del comercio exterior, de la minería, del petróleo, etc etc.

Nada ha cambiado hasta ahora, sin embargo todavía hay necios que insisten con la misma fórmula para hacer efectivo el legado del golpe cívico militar de 1955, por eso, las normas de política económica de 1853 se mantienen indelebles y eso no es otra cosa que el triunfo de la denominada "línea mayo-caseros".

Por eso para finalizar esta entrega quiero recordar aquel apotegma de los jóvenes de FORJA de los años 30: "SOMOS UNA ARGENTINA COLONIAL QUEREMOS SER UNA ARGENTINA LIBRE".

Porque para nosotros LA VERDADERA DEMOCRACIA ES AQUELLA DONDE EL GOBIERNO HACE LO QUE EL PUEBLO QUIERE Y DEFIENDE UN SOLO INTERES, EL DEL PUEBLO.

Ricardo Blanco

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