DEMOCRACIA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

En diciembre del 2016 Gerard Depardieu visitó Argentina, y en esa oportunidad sorprendió a todos con el siguiente comentario "La televisión argentina es la peor que vi en mi vida...". Nadie puede negar que si una figura de la talla de este actor, hizo un comentario de esta índole, es porque tuvo buenas razones para hacerlo, y aquellos que sufrimos la televisión argentina desde hace muchos años sabemos perfectamente a que se refiere.
MONOPOLIOS Y CONCENTRACIÓN
La situación de la televisión argentina actualmente se reduce a una alta concentración de capital repartido en unos pocos actores, a los cuales el estado le garantiza el monopolio absoluto tanto de señales como de medios de distribución (video cables), regulaciones casi nulas de contenido (sólo las formales, como por ejemplo no emitir pornografía explícita), y una absoluta impunidad (para mentir y difamar).
QUIENES SON
Actualmente el principal grupo económico de medios de comunicación es el Grupo Clarín seguido de Telefónica Argentina de capitales extranjeros. En un escalón más abajo se encuentran los grupos TyC-Avila y Uno-Vila con un nivel "mediano" comparado con los dos primeros, y luego una infinidad de empresas de capitales extranjeros como HTM&F, Liberty, Cisneros de ingreso reciente en el país. También hay empresas que si bien tienen un número limitado de medios, tienen una presencia importante en el mercado como La Nación o el Editorial Perfil. En este contexto se producen también "cambios de mano" como por ejemplo la compra Canal 9 por parte de Daniel Hadad (Infobae) en sociedad con Raúl Moneta y América TV en sociedad entre Ávila y Vila.
SUS ALIANZAS
Como es de esperar todos estos grupos tienen alianzas comerciales con los grupos más concentrados de nuestra economía, donde priman los intereses agro-exportadores, servicios financieros y empresas de servicios públicos que conforman un conglomerado de capital tanto nacional como foráneo, que son sus principales proveedores de publicidad y por ende fuente de ingresos. En función de esta realidad es que se genera el contenido que éstos multimedios exponen a la población, observándose algunas particularidades en la programación periodística.
CONTENIDO
De la situación expuesta se deduce entonces el contenido y la tendencia de la infinidad de programas periodísticos, que a pesar de tener distintos actores tienen siempre la misma tendencia política. Personajes como Feimmann, Longobardi, Nelson Castro, Cristina Perez, Lanata, Majul, Bonelli, Leuco y otros del mismo tinte expresan siempre lo mismo, la alabanza el libre mercado, el apoyo al actual gobierno y la demonización del Peronismo y a su principal vertiente el Kirchnerismo. Programas que parecen calcados repiten hasta el hartazgo los mismos argumentos armando verdaderas campañas de desprestigio de la principal fuerza popular de nuestro país, situación que se viene repitiendo desde hace décadas. El resto de la programación se reduce a infinidad de programas de preguntas y respuestas, concursos, chimenteros (tal vez los peores) y toda índole de programas que son verdaderas lobotomías con el "Bulling" de Tinelli a la cabeza, convirtiendo a la televisión argentina en un verdadero medio masivo de "estupidización" de masas, he ahí la causa del diagnóstico del actor francés.
MEDIOS Y DEMOCRACIA
De lo expuesto se deduce que hoy los principales medios de comunicación, se encuentran al servicio de grupos oligárquicos que pretenden por cualquier medio la imposición de proyectos políticos que los favorezcan en su proceso de acumulación y concentración de capital, montando para ello campañas de desinformación que disimulen las consecuencias de su accionar tanto en lo político como económico. Esto genera la inexistencia de pautas y comportamientos democráticos en la programación y contenido de estos medios. Es común por ejemplo ver en Intratables al Señor Vilouta hablar a los gritos sobre la voz del invitado que no es de su gusto, impidiendo de esa forma que llegue el mensaje del interlocutor, además de interrumpirlo en su análisis, barbaridades de esta índole se producen a diario, siendo esta una técnica aplicada incluso por personajes "en teoría" más serios como por ejemplo Nelson Castro. También es común que estos medios elijan al interlocutor del peronismo, tal es el ejemplo de Diego Brancatelli que de periodista deportivo pasó a interlocutor político de la mano de Santiago del Moro. Brancatelli podrá tener todas las buenas intenciones que quiera pero no tiene condiciones dialécticas que le permitan realizar análisis políticos en profundidad y mucho menos está en condiciones él solo de entrar en debate contra todo el resto del panel periodístico de Intratables que lo tienen de muñequito para tirar al blanco. Otro jueguito al cual nos tiene acostumbrados estos medios es el de elegir lo que ellos entienden como peronistas "potables" y es así como impresentables como Julio Bárbaro se arrogan la representación del peronismo cuando en realidad no representan a nadie. La triste realidad es que hoy el peronismo, que en todas sus vertientes ronda casi el cuarenta y cinco por ciento del electorado no está representado en estos medios, su voz no solo no es escuchada sino que además es demonizado.
QUÉ HACER
Por lo pronto, hoy como está la situación, es poco lo que se puede hacer, lo que no significa que no debemos dejar de denunciar esta situación hasta el hartazgo, para que cada vez más compatriotas tomen conciencia del juego perverso de estos grupos concentrados. Para el futuro, cuando volvamos a ser gobierno, QUE LO SEREMOS, debemos pensar en nuevas regulaciones no solo a la propiedad y concentración de medios de comunicación sino en el formato y contenido que deberán tener los programas políticos. Todos los medios deberán tener programas de divulgación política, con obligatoriedad de uno por semana en horario central de no menos de dos horas, donde sean invitados diputados, senadores, y miembros gubernamentales de todas las vertientes, donde se les permita exponer sus ideas políticas al estilo de los debates presidenciales, donde todos reciban las mismas preguntas y tengan el mismo trato. Los modales "Vilouta" deben ser definitivamente desterrados.
Un párrafo aparte merece nuestra cultura, también se deberá obligar a estos medios la producción de programas sobre literatura y música nacional en todas su vertientes, prácticamente ausentes en la programación actual, con cantidades de horas mínimas semanales a cubrir en horarios centrales y secundarios. El no cumplimIento de estas pautas deberá devenir en la intervención estatal del medio que no las cumpla.
Finalmente se deberá realizar la regionalización de nuestra señal televisiva. Hoy por la televisión argentina sabemos lo que pasa en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o en New York, pero no tenemos prácticamente idea de lo que sucede en Cordoba, Misiones o cualquiera de nuestras provincias, esta situación de ignorar lo que sucede en el interior de nuestro país es absolutamente intolerable. De esa forma deberemos tener siete u ocho señales que representen las principales regiones de nuestro país, además de seguir con el proyecto TDA que permita el acceso a todo el pueblo de contenidos políticos, culturales y de entretenimiento con contenido regional y respetando el rico multiculturalismo que nuestro pueblo posee.
Román Subiza