LA POLÍTICA ENTRE MERCADERES Y MALANDRAS
Hace muchos años, cuando dije que la política había caído en manos de comerciantes inescrupulosos, también mencioné que HERMES, o Mercurio para los romanos, el dios del comercio en la mitología griega, también era el dios de LOS LADRONES. Pese a que los antiguos sabían "lunga", algunos creyeron que estaba exagerando.
Si consideramos que el objetivo principal de la política es la organización y conducción de una sociedad, y que, como lo planteaba ARISTÓTELES, es la madre de todas las ciencias, no es posible que en un régimen democrático que se tilde de tal, donde la participación de los ciudadanos es esencial, exclusiva y excluyente —porque sin esta participación el régimen democrático no existe—, el sujeto principal, que es el PUEBLO, participe de manera activa solo cada cierta cantidad de años para elegir a unos supuestos representantes. Representantes a los cuales no solo no conoce, sino que tampoco le queda claro quién los eligió, y se pregunta, al igual que el paisano que vio un caballo arriba del techo de un rancho: "¿Cómo llegó ahí?".
Ahora bien, para que exista realmente una democracia representativa, la participación activa de los ciudadanos debe garantizar el ejercicio pleno de sus derechos. Solo así aquellos que sean elegidos como representantes contarán no solo con la legalidad, sino también con la LEGITIMIDAD que solo una elección genuina puede otorgar. Por ejemplo, ¿a quién representa el diputado NN? ¿A los clubes de barrio, a los obreros metalúrgicos, a los empresarios del transporte? Ningún votante de la lista partidaria actual lo sabe, porque en las listas sábanas, detrás de algún nombre del jet set, se esconden malandras de toda laya y color.
Esto ha traído como consecuencia una de las heridas más graves a la democracia: la pérdida absoluta de credibilidad en los partidos políticos debido al lamentable accionar de sus dirigentes. Esto ha llevado a la sociedad a un peligroso estado de "anomia", donde dejamos de comportarnos como ciudadanos de un pueblo para pasar a ser simplemente "gente". Porque el esquizofrénico que funge de presidente y la banda de delincuentes que lo acompaña no son otra cosa que la consecuencia del voto de la GENTE, que le dio la legalidad necesaria en un régimen obsoleto y corrupto.
Esto no es ni más ni menos que el resultado de las dañinas resoluciones tomadas por aquellos que, encaramados en los cargos que deberían haber sido la legítima representación de los trabajadores organizados, se autodenominaron "etapa superior del peronismo". Para ellos, el peronismo pasó a ser una categoría histórica y pretendieron (y aún pretenden) destruirlo desde adentro, siendo funcionales y/o cómplices del método más eficaz empleado por la oligarquía. Sus errores conscientes —de los cuales no se hacen cargo y miran para otro lado como perro que volteó la olla— llevaron a que la ciencia ficción se hiciera realidad: M.A.M. (Macri, Alberto, Milei).
Sin embargo, no pudieron ni podrán. Porque el MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN NACIONAL tiene nombre y apellido: PERONISMO. Es FUTURO, no pasado, como lo son ellos con sus ideologías del siglo XIX. Nosotros, los peronistas, tenemos una ideología superadora, una doctrina adaptada a los tiempos que vivimos. Porque nos chupa un huevo (perdón el exabrupto) el índice de inflación cuando la heladera está vacía, cuando hay niños durmiendo en la calle, ancianos sin derechos y trabajadores sin dignidad.
La pobreza es una creatura del hombre, no es un hecho natural. LA POBREZA ES UNA CONSECUENCIA DIRECTA DE LA PERVERSIDAD DEL RÉGIMEN CAPITALISTA. Aspirar a una sociedad sin pobreza no es un acto caritativo, es un acto de justicia. Y eso solo puede lograrse en una PATRIA JUSTA, LIBRE y SOBERANA, mal que le pese a un grupito de estúpidos imberbes y, además, cobardes.
Ricardo Blanco
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