MANUEL ORTIZ PEREYRA - RADICALES ERAN LOS DE ANTES

Nada más grato que dedicar, en estos momentos, estas líneas a alguien poco conocido en la historiografía y que, sin embargo, fue un ejemplo de militancia por una causa, tal vez la más digna y gloriosa: la causa de la Patria. Desde su adscripción al radicalismo yrigoyenista, supo ser un luchador incansable por ver a su Patria Argentina libre y soberana en el concierto de las naciones del mundo.
No aceptó calladamente ni la rosca entreguista de su partido ni tampoco a los genuflexos políticos del régimen, que abogaban por una colonia al servicio de los intereses de Gran Bretaña y del incipiente y voraz apetito del imperialismo emergente de los Estados Unidos.
Manuel nació en Corrientes, más precisamente en Monte Caseros, el 5 de diciembre de 1883. Fue abogado, escritor, periodista, fiscal federal y diputado por la Unión Cívica Radical (UCR), pero, por sobre todas esas cosas, fue un militante de la causa del pueblo. Como fiscal federal, ejerció en la Provincia de Buenos Aires hasta el momento de su renuncia, el 15 de septiembre de 1930. En una nota dirigida al presidente de facto José Félix Uriburu, manifiesta clara y valientemente su:
"Imposibilidad de actuar como fiscal acusador de los militares y civiles que defendieron con las armas al gobierno legítimo contra los revolucionarios que resultaron triunfantes el día 6 de septiembre del presente."
Y agrega sobre el final:
"Ruego al señor Presidente me conceda la gracia de distinguir mi actuación pública y privada frente a la de tantos funcionarios que han ocupado altas posiciones solo para enriquecerse y ensoberbecerse... Me retiro sin jactancia de haber sido un decidido y paciente servidor público, proclamando con orgullo que entré rico y salgo pobre."
A partir de ese momento, pone su sapiencia jurídica al servicio de los perseguidos y detenidos por la dictadura militar, entre otros, Don Hipólito Yrigoyen.
Entre las muchas cosas que nos legó en sus escritos y en su ejemplo militante, quiero transcribir un fragmento que resulta muy acorde con los tiempos que vivimos. Decía el compañero Manuel:
LIBERTAD PARA ELEGIR GOBERNANTES...
"Esta es la libertad mejor instituida en la Constitución Nacional y la única no cumplida jamás, ni antes ni después de la Ley Sáenz Peña. Sí, señor, aunque los 'tucanes' argentinos crean en ella como en el agua bendita...
En primer lugar, es preciso saber que una cosa es elegir y otra cosa, muy distinta, es votar.
En segundo lugar, hay que saber quiénes, cuántos y cómo eligen los candidatos a gobernantes, y cómo vota después el soberano pueblo...
La Ley Sáenz Peña asegura el voto libre para la masa popular en los comicios oficiales, pero no da derecho a elegir en el seno de los partidos...
Votar no es elegir gobernantes, sino obedecer la orden de un partido pastelero que prepara un pastel de candidatos a espaldas del pueblo por medio de una convención y de una 'trenza' dentro de ella..."
Y continuaba de manera contundente su análisis de este sistema que, aún hoy, pervive y tiene en cada trenza partidaria a sus más elocuentes defensores... defensores de sus privilegios. Porque lo que hoy vive la sociedad tiene sus causas recientes, en aquellos que miran para otro lado y envían mensajes por las redes como si recién hubieran bajado de un plato volador, en lugar de asumir con responsabilidad y vergüenza política su papel en la gobernanza. No se puede ser más caradura ni hipócrita.
Pero volvamos al compañero militante Manuel Ortiz Pereyra. Decía también:
"Antes de la Ley Sáenz Peña, se decía al ciudadano: 'Tiene usted toda la libertad que quiera para votar, siempre que lo haga por el gobierno'.
Después de la Ley Sáenz Peña, se dice: 'Vote, compañero, correligionario, con entera libertad por estos candidatos proclamados en la pastelería de nuestro viejo y glorioso partido...'
Mientras esto siga así, la libertad constitucional de elegir gobernantes continuará siendo una trampa en manos de media docena de profesionales de la política..."
A lo mejor por eso, desde estas páginas, siempre insistimos en que, para nosotros los peronistas,
"La verdadera democracia es aquella en la que el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo."
Ricardo Blanco
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