MENTIME QUE ME GUSTA

26.09.2022

En más de una oportunidad hemos dicho que la historia es política pasada, porque todo lo que tiene que ver con la vida es política, obvio que el accionar y la conducta de los seres humanos ha de interpretar o contar lo sucedido y proyectar lo porvenir de acuerdo a los intereses que defiendan y/o al cual pertenecen.

Es así como nacen los mitos y supercherías que jalonan la historia con que la clase dominante educa al soberano, tanto en nuestro país como en cualquier otro del orbe, eso no tiene por qué asombrarnos.

Veamos entonces, como últimamente se quiere imponer desde los medios hegemónicos que la culpa de todos los males por los que pasa nuestro vapuleado y humillado país y sus habitantes se debe a la existencia de setenta años de peronismo, o populismo como se gusta decir ahora. Este disparate muy al gusto de los opresores y que repiten como loros algunos cuantos oprimidos nada tiene que ver con la verdad que sus oscuros designios no le permiten reconocer.

El modelo de país instaurado por la Constitución de 1853/60;1957; 1994 y que tiene plena vigencia es el modelo liberal capitalista reimplantado por la dictadura de setiembre de 1955 y que aún subsiste mas allá de algunos retoques de maquillaje y nos dice a las claras que la oligarquía cipaya nunca dejó de ser la que rige los destinos de esta parte de la América Austral. (y de la otra también).

En la India, los parias, los intocables, creen vehementemente que una maldición los oprime y los hace inferiores al resto de los mortales, sin percatarse que es solo una imposición político cultural de la ideología dominante.

En un país colonial, los asalariados -algunos muchos- aceptan tranquilamente la existencia de castas económicas en la cima de la pirámide social y que a ellos les corresponde ocupar los escalones inferiores o estar en el último escalón social y se resignan pasivamente a esa servidumbre. Esa misma servidumbre que los hace votar por sus opresores cada vez que tiene la posibilidad de defender sus derechos.

Por lo tanto, sería como sostener una verdad de perogrullo insistir con que con esta democracia liberal se educa se come y se cura, nadie honestamente puede sostener que pueden coexistir las instituciones liberales que son la estructura jurídica hecha para proteger la organización económica para exclusivo beneficio del capitalismo transnacional y sus gerentes nativos con una verdadera democracia donde el gobierno haga lo que el pueblo quiere y defienda un solo interés, el del pueblo. Solo la organización vence al tiempo, nadie puede conducir lo inorgánico, y para nosotros organizar es ante todo adoctrinar.


Ricardo Blanco

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